Las maestras formaron parte del grupo de mujeres que a fines del siglo XIX y comienzo del siglo XX fueron posicionándose gradualmente en el campo literario e intelectual hasta conseguir SER RECONOCIDAS COMO ESCRITORAS. De ahí que la producción literaria se levanta como otro espacio que las maestras ocuparon como productoras de escritura.
La conformación del campo literario hacia 1880 y la expansión del mercado editorial (libro y prensa) supuso una apertura a nuevos actores antes marginados de la escritura pública, entre ellos se encontraban las mujeres. Sin embargo, en el tránsito de lectoras a escritoras, las mujeres enfrentaron el rechazo del mundo literario dominado por hombres que insistía en ubicarlas en el margen o, llanamente, en excluirlas. Frente a los límites que las normas sociales les imponía y un campo literario masculino, las mujeres desplegaron diversas estrategias para ser reconocidas como escritoras. Una de esas estrategias fue utilizar su preparación como docente para legitimar su escritura, conjugando la profesionalización como maestra con la de las letras. Intelectuales, críticas, novelistas, cuentistas, traductoras y antologistas iniciaron su trayectoria escritural como maestras.
Entre las trayectorias de las maestras escritoras se puede observar cómo ellas desarrollaron la docencia y la escritura en forma simultánea. Ese fue el caso de la maestra Delfina María Hidalgo, ella se desempeñó como maestra en Copiapó, Antofagasta y Valparaíso, lugares donde sus poemas fueron publicados en la prensa local. Además, publicó el texto Ensayos poéticos (1880) y tradujo y publicó una serie de libros de carácter religioso; y junto a su marido, el pastor protestante Alberto Morán, publicó los textos poéticos y educativos: Poemas del hogar (1914) y Chile, mi patria: poemas (1920).
En tanto que, Leonor Urzúa fundadora y directora del Liceo de Señoritas de Curicó publicó Flores Incultas en 1912, libro en que recopiló sus escritos publicados anteriormente en su periódico La Mujer y otros inéditos, y en 1923 Cuentos Chilenos, libro con quince cuentos de su autoría. Por último, Emma Suárez quien se dedicó a “cultivar las letras” mientras se desempeñaba como ayudante de escuela en su camino a volverse maestra primaria. Ella publicó una serie de ensayos, prosa y narraciones en importantes revistas culturales de fines del siglo XIX como fueron Artes y Letras, El Búcaro Santiaguino y La Lira Chilena. Para el siglo XX encontramos los casos de Julia Sáez, profesora titulada de la Escuela Normal de Niñas N°1, que publicó la novela Alma chilena (Diario de una niña) en 1917 y Eudomilia Gallardo, profesora normalista de la ciudad de Osorno, que publicó Blanca Nieve en 1920, adaptando el cuento para el teatro.
También entre las trayectorias de maestras encontramos cómo la docencia fue la puerta de entrada para desarrollar la escritura profesionalmente. Ese fue el caso de Gabriela Mistral quien inició como profesora ayudante en la Escuela de la Compañía Baja, sector cercano a La Serena y llegó a ser una laureada poeta internacional que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1945. La producción literaria de Gabriela Mistral que incluye los libros de poemas Desolación (1922), Ternura (1924) y Tala (1938) y su enorme legado escritural que es un archivo en sí mismo.
En la disputa por ser reconocidas como escritoras las maestras buscaron publicar sus escritos en formato libro, comprendiendo el valor intelectual y simbólico de este formato. Sin embargo, esta opción para las escritoras del siglo XIX se vio dificultada por un mercado del libro reducido y que se mantenía capturado por una intelectualidad masculina. En este sentido, como señala Joyce Contreras, la masividad y accesibilidad que tenía la prensa y las revistas culturales permitió que las escritoras, entre ellas las maestras escritoras, practicaran allí sus primeros pasos en la arena literaria. Esos fueron los casos de las ya mencionadas Delfina Hidalgo, Leonor Urzua, Emma Suarez y Gabriela Mistral, entre otras.
REFERENCIAS
- Ana Traverso. “Primeras escritoras en Chile y autorización del oficio literario”. Anales de Literatura Chilena, año 13, no. 17, 2012, pp. 61-80.
- Carol Arcos. “Figuraciones autoriales: La escritura de mujeres chilenas en el siglo XIX (1840-1890)”. Revista Iberoamericana, vol. 82, no. 254, 2016, pp. 45-69.
- Darcie Doll. “Escritoras chilenas de la primera mitad del siglo XX: trayectorias en el campo literario y cultural como criterios para una periodización de su producción”. Taller de Letras, no. 54, 2014, pp. 23-38.
- Joyce Contreras. “La resistencia al libro: Mujeres, escritura y exclusión en el siglo XIX en Chile”. Vestigio y especulación: Textos anunciados, inacabados y perdidos de la literatura chilena, editado por Nibaldo Acero, Jorge Cáceres y Hugo Herrera, Chancacazo Publicaciones, 2014, pp. 99-138.
- Joyce Contreras Villalobos, Damaris Landeros Tiznado, Carla Ulloa Inostroza. Escritoras chilenas del siglo XIX: su incursión pionera en la esfera pública y el campo cultural. RIL editores, 2017.